En
estos extraños círculos donde impera la deslealtad de luminiscencias, refugiadas
tras tupidos celajes, cohabitan los individuos no dérmicos…no son perniciosos,
tampoco beneficiosos, simplemente son y están, aunque te niegues a verlos,
ellos están.
Cierto
es que no hacen daño, mas yo digo que su imposibilidad de sentir,
peculiaridad primordial que los define,
los torna incompetentes en tiempos de misericordia… Es el tiempo del ángelus
anunciando el ocaso del tránsito sideral
que acrecienta el frío de tu cuerpo…no tanto como el de tu alma…aunque frío es
frío, extrínseco a tu esencia o resulte de tu interior. En aquel tiempo vas
escrudiñando la mirada de los entes que solapadamente marchan tú mismo sendero,
buscas en ellos esos brazos que te abriguen pero no pueden, no pueden…
Deberás
confiar en mí, no tienes opciones sino quieres ser un eterno errante embriagado
de escarcha…
Préstame
mucha atención pues soy quien atestigua la existencia de dérmicos que exhalan
hálitos candentes, precisamente lo que requiere tu cuerpo…no tanto como tu
alma.
En
el color de las pupilas está el secreto, la identidad oculta.
-¿Por
qué la ocultan si son de noble condición?
-Porque
las dosis son exiguas y se debe cuidarlas, no está permitido el derroche. El
calor es finito, meramente conservado para quienes no fueron nutridos por la
sustancia materna. Ellas, las madres no dérmicas han exprimido sus senos y
arrojado los nutrientes a las aguas del olvido.
-
¿Cómo distinguir el color si la cerrazón es profusa?
-El
brillo dorado que irradian los dérmicos te cegará un instante y en ese mismo
instante el aurífero rojo circundará tu cuerpo aislándolo del rocío perenne que
muere en los azules del cielo. Duérmete, cierra los ojos, acurrúcate en mi
pecho…Soy una de ellos, soy una dérmica.
Me ha resultado un poco difícil de definir este texto ya que usas un vocabulario muy rico en expresión.
ResponderEliminarBesos Myriam.
Este relato, como tantos otros que pertenecen a la serie "ME PERMITE, POR FAVOR", están construidos de modo tal que el lector ponga su impronta, nada es claro, nada es directo, y creo que allí reside el encanto. Muchas gracias por tu visita, Bel. Besos
ResponderEliminarMe resulta muy bien, amiga. Besos
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