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martes, 27 de agosto de 2013

TUYO ES EL PLAN, TUYO ES EL PASAJE


Esperas de mí, que lo haga por ti. Mas… ¿Cómo podría? ¿Acaso soy parte de tu humanidad? No, no lo soy. Es cierto que ambos transitamos el mismo sendero en busca de idéntico rumbo, pero tú con tus piernas, yo, con las mías. Y aunque las espinas que punzan las resecas carnes, sean las mismas, cada cual sobrelleva el dolor como puede, y no siempre se puede de igual modo.
Verás, tu y yo somos partículas de un mismo átomo, ese al que algún día retornaremos, pero mientras esta dimensión sea nuestro espacio vital, sólo puedo escoltarte, apuntalarte, ser firme cuando lo precises, ser apacible cuando el tormento te hace presa del miedo, pero no me pidas que te muestre los límites, pues cada cual sabe hasta dónde pretende llegar.
¿Lo sabes, pensaste en ello? Me parece que no, estás muy enfrascado mirando la meta conquistada por otros pero ¡Amigo, tú meta te aguarda! Entonces focalízate en ella, no mires la mía, no mires la de nadie, y si has de hacerlo, hazlo sin perder la demencia que es imperiosa, hazlo pero sólo para ver que otros lo lograron, y si ellos lo realizaron ¿Por qué no tú?
Sí, sí, siempre redundas  en lo problemático, siempre desmenuzando esas deliberaciones que no hacen otra cosa que volverte obtuso, infinitamente díscolo. Quimeras, ilusorias expectativas, desencantos y aprensiones.
Quizá no advertiste que en ocasiones, es inevitable replegarse ante el desengaño, que no es lo mismo que subsistir aprensivamente, no… si has de retroceder será para echar una ojeada a la distancia, desde otra perspectiva, y luego,  tomar envión y pegar el gran salto.
Un sinnúmero de inconsistentes humanos se despeñaron en la tentativa. Son los que no creyeron en su fortaleza, mas no es tu caso… ¿Recuerdas tus logros? ¿Cuántas caídas le antecedieron? Veo que vamos entendiéndonos. Fueron muchas, y no obstante, continuaste.
¡OH! No retomes la vieja cantinela de que ya eres poco más o menos  que un anciano, me agota tu tonta verborragia. El espíritu de lucha es atemporal, no hay días ni años, hay necesidad, y de ella prorrumpe el valor.
¿Puedes imaginar cuántos dolores he debido atravesar para ser quien hoy soy? No voy a detallarte mi historia, de nada te serviría si no forjas la propia.
Ahora te dejo, mi sueño más grande está a punto de cumplirse…hasta la próxima meta. Ojala te encuentre allá, en la cúspide de la montaña, con los brazos en alto, gritando: ¡SÍ, LO LOGRÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!