Me siento en tus raíces
Y aprecio tu
perfección.
¡Qué insustancial
resulta mi existencia
Ante tu fastuoso
esplendor!
Compañero de ruta,
Amigo silencioso
Que sabe de mis penas,
Que me ampara y
reconforta.
Sujetos insaciables, profanos,
Que te talan sin
piedad,
Destruyendo lo vital y
lo esencial,
Olvidan que allí mora
Dios…
Él nos entregó tu
estampa,
Nos ofrendó tu
nobleza,
Resguardo del
peregrino
Que busca el reposo
Bajo tu tupida copa.
Mi cuerpo cansado
Se apoya en el tuyo,
Y me das el reparo,
Me das el abrigo,
Me das todo lo que
necesito.
¡Te agradezco tanto!
Hermano de los
peregrinos
Que persiguen alejarse
De los asfaltados
caminos.
Si hoy tuviera que
morir,
Si tuviera la certeza
Del final de mi
existencia,
Quisiera hacerlo a tu
sombra
Respirando tu nobleza…
27 de Mayo de 2011