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martes, 29 de diciembre de 2015

¡A TU SALUD!


Amigo, hermano, compadre
O como sea que le guste que lo llame,
A usted que agrada de brindar
(Ninguna ocasión le viene mal)
Le vengo a dar un consejo:

Si va a tomar con amigos,
Métale a la cerveza o el vino,
Despatárrese de risa,
Grite ¡VIVA EL TEQUILA Y LA CHICHA!
 

Pero al llegar a su hogar
Aparente estar fresquito,
Evite besar a su señora
Y mucho menos a su hijito.
 
En la noche de Año Nuevo
¡Ojo con el abuelo!
No me lo saque a bailar,
Mire que se puede fracturar…
 
Vea, se festeja el nuevo año,
Trate de no causar algún daño
De esos que no pueda remediar.
No manosee a su cuñada,
¡Mucho menos si está su hermano!
 
Téngale compasión a la abuela,
A su madre y a su prima,
Si le entran ganas de vomitar
Que no sea fuera de la letrina.
 
Ahora, si usted es buen bebedor,
De esos que no acaban arrastrados por el piso,
Levante su copa, amigo
Y brinde con exquisito champagne
Por su familia, la salud, el amor y la paz.





¡FELIZ AÑO NUEVO 2016!

domingo, 20 de diciembre de 2015

NOS UNE EL SILENCIO



Altiva, apostada en mi sitial
Con aires de emperatriz
Sello mis labios
En dulce sonrisa.
 Encumbrado en la cima
Despojado de los miedos
Más allá del abismo
Tus palabras se disipan.
 
Y es en ese mutismo
De oscuros anhelos
Que nuestras almas se unen
En mágico vuelo.

lunes, 30 de noviembre de 2015

HALLARÉ A MI GATITA PASEANDO ENTRE NUBES


He gritado la eterna interrogante -¿Por qué?- Riachuelos manaron de estos ojos sin respuesta que humedecieron tu cuerpecillo inerte. Aún hoy ansío tu pelambrera fundida a mi piel; quiero ser tu faro, tu albor, tu infinito y proporcionarte un feliz vagabundeo más allá de los orígenes en que anidan los resquemores.
Descansa en mí, expando las alas para transportarte, fluida y sutilmente, concibiendo la insuficiencia gravitacional para halarnos hacia el turbador suelo humano; no somos humanos, somos ángeles… el portal del cielo se abre para nosotros…
Mis oídos perciben sus maúllos. Es ella, mi alada hija de cuatro patas con su áurea rosada.
Allí está Milagros, paseando entre nubes...
Estoy llorando nuevamente, pero ahora es porque sé que nunca se fue.

domingo, 29 de noviembre de 2015

CONOCERTE


Porque las lágrimas
Se disolvieron en un beso,
Porque las penas
Huyeron ante las risas,
Porque haberte conocido
Fue la  magia y el milagro…
El milagro de volver
A creer en el amor


viernes, 20 de noviembre de 2015

LA TRAICIÓN DE JALIL (Cap. 7 "EL ROMANCE DE BENAZIR Y JALIL")




¿Cómo osas requerir mi clemencia, Jalil? ¿Piensas que conservas mi respeto como amo y señor sólo por haberte enfrentado a los demonios en pos de protegerme? No, Jalil, no bastó verte combatir con ellas y someterlas. Ya no eres mi gallardo señor, perdiste el honor ante tan pavorosa revelación.
Mancillaste nuestra alianza y no logro concebirlo. Aunque la razón me conmine a  ello, es el corazón que obstruye el camino del retorno, el mismo corazón que se acongojó cuando el Califa me apartó de ti para encerrarme en esa húmeda y lóbrega mazmorra. Me dices que era el único modo de sobrevivir al espanto del pantano, pues a cambio de perder tu dignidad entregándoles tu cuerpo y tus bríos, cual vasallo semental, ellas te resguardaban de los otros seres oscuros que habitan ocultos tras frondosa vegetación, más yo creo que son falaces tus palabras.
Eres uno más entre tantos profanadores del amor santificado; hombre que no sobrelleva su atormentada soledad y se postra ante agraciadas y sugerentes formas femeniles, cediste al impulso de saciar tu apetito relamiéndote de deleite al percibir su aroma de hembras en celo mientras yo, tu amada, padecía crueles  y horrendas  tribulaciones, sinsabores que sobrellevaba a fuerza de retener en mi memoria tu mirada candorosa cuando me hiciste tuya ¿Supones que el cenagal es más execrable que la prisión en que expié el pecado de haberte amado?
Has de saber que he estado muerta en vida, escoltada por brutales y sanguinarios hombres que mi padre asignó a tal fin, confiriéndoles el poder de hacer conmigo lo que apetecieran. Ya no era el Califa mi padre, ni yo su apreciada princesa. Era aquella que ofendió su alcurnia entre los brazos de un lacayo. Redújome  a la más humillante condición que un ser humano puede alcanzar, pero nada importaba, ni el frío piso en el que descansaba mi osamenta, ni la mísera ración de agua y alimento que una vez al día me traían las sirvientas con una mueca socarrona perfilada en sus resentidos semblantes.
Benazir, la princesa del reino de Granada, futura heredera del Imperio Moro, vivía entre roedores y repugnantes insectos, mugrienta y presa del espanto. Despojo de mujer a quien noche tras noche sus celadores procuraban forzar y someter a sus bajas pasiones a cambio de una dosis más de alimento o un poco de agua fresca, o una manta que  brindara calor.
Expulsada de mis aposentos, ocupado ahora por extrañas, despojada de mi tiara de esmeraldas y diamantes que adornaba mi otrora cabellera de seda y color de oro, símbolo de mi sangre noble, asediada por reyes y príncipes, ocupado mi trono por una doncella con ínfulas de reina que ni tan siquiera formaba parte del cortejo del Palacio, arrebatándome aquello que por derecho propio me fue legado dado mi linaje, me resigné a mi nueva condición de pordiosera, habitante de pestífero y aislado escondrijo que mi padre dispuso por no haberme doblegado a sus mandatos, por no desistir de vos, por negarme a ser desposada por el sucesor del Califato de Córdoba.
Esgrimieron todo tipo de artimañas, empero no lo consiguieron, no lograron someterme.  Juré ante Alá que jamás consentiría que mortal alguno explorara las entrañas que a mi venerado Jalil consagré. Cual animal sitiada por manada de hienas, clavé uñas, mordí carne humana, extirpé cabellos, aullé desquiciada hasta apabullarlos a ellos, los hombres rudos que huyeron, espantados, de la  desheredada demente.
Del amor brotó el arrojo. Sólo pensaba en la suerte que correría mi amado palafrenero. Perdida la noción del tiempo, tras las murallas de piedras Moriscas, cautiverio sin luna ni sol que anunciaran el inicio y el final de cada día, abandonada de la mano del Dios de los cielos, la luz de la esperanza se extinguía junto a mi anhelo de perdurar para recobrarte y vivir a tu lado en esa morada que juntos erigiríamos.
Se vaciaron mis ojos de tanto llorar mis penas; convoqué  a la muerte pero ella no venía a por mí. Dejé de alimentarme, ni siquiera bebía el agua de la indecorosa cuba para calmar la sed, mi cuerpo se debilitó, perdí el encanto que enardeció tu sexo, volvime una andrajosa, pero no se sofocó la noble que, aún en la desdicha, guardaba la dignidad.  Si la muerte no comparecía iría yo en busca de ella.
Tan tenaz fui, que la Dama de Negro escuchó mis ruegos desplegándose ante mi como  alucinación de mi demencia. Me persuadí de que era real cuando me habló de tu desánimo, del pantano, de tu existencia en la penumbra. Hube de convencerla de mi  disposición para  afrontar  lo que fuera, incluso dar mi vida si salvar la tuya pudiera. Sólo así conseguí que me trepara a la barca de Kharonte. Quedaron en el calabozo mis trapos marchitados y mi cuerpo sin vida. Cubierta de fino tul blanco llegué hasta aquí y ahora me dices que concediste tu virilidad a las sensuales féminas del lodazal a cambio de ayuda.
¿Por qué no enmudeciste, Jalil? Hubiera deseado no saberlo, pero lo expusiste y ya no queda un nimio recodo de mi corazón donde pueda acogerte. Ya no puedo, Jalil, no me perteneces, no te pertenezco. Me expulsaste a un lado para salvaguardar tu dinastía demoníaca, renunciaste a tu ángel para atender las apetencias de las hijas del diablo.

No habrá paraíso, no acaecerá un nuevo orden, no pariré tus retoños porque mis entrañas son ajenas a tu esencia. Adiós, Jalil, te dejo con tus féminas de ojos color púrpura, me marcho para siempre al mundo de los que perecen…

martes, 10 de noviembre de 2015

UNA NANA PARA ODETTE




Hagan silencio los peces,
Alíense los tiburones
Enlácense los corales,
Dancen las caracolas.


Neptuno nos ha anunciado
Que presta a arribar está
Una nueva sirenita,
 Coronada princesita.

 
El portento de la vida
Es destello en su mirada.
Pequeñita y asombrada,
¡Acércate a la marejada!


Ella será tu resguardo,
La que te arrullará en sus brazos,
Mientras un coro de sirenas
Hemos de cantarte nanas.


Bienvenida, pequeña Odette,
¡Enhorabuena sea tu recalada!
Te aguarda un lecho de corales,
Que ha de ser tu nueva morada.

viernes, 30 de octubre de 2015

¡SALUD, PIRATA DE AMOR!


Hoy me falta valentía
Para expresar alegría.
Hoy soy una muerta en vida,
Que ha pecado por amarte.

Hoy no quiero oír tus palabras,
Esas falacias que hieren.
Déjame sola en mi lecho,
Déjame con mi tormento.

Llévate tu soberbia,
Esos aires de grandeza,
No comulgues con mi pena,
Tu corazón es de piedra.

Voy a descorchar el vino
Que para brindar contigo adquirí,
Voy a bebérmelo sola,
Voy a catar tu desdén.

Y si me ahogo en alcohol
Vete y apaga la luz,
Si la soledad fue mi compañía,
Hoy es la eterna amante mía.

lunes, 26 de octubre de 2015

ILUSIÓN ÓPTICA



Siento tu mirada,
Fija, penetrante,
Clavada en mí estampa,
Esperando el instante.
Aguardo el relámpago
Que habrá de perpetuarme.



Te siento como el mar
Rodeando tu cintura.
Imagino las olas
Galopando en tus caderas.
Tu cuerpo  y el mío
Bailando el vals de las olas.

 

Una vez más, desnudo mi cuerpo.
Apreciando el frío
De tu ojo de vidrio, poso a tu antojo,
Respondo a tus órdenes.
Dejé de esperar que seas mi hombre.
Para ti, soy tan sólo una modelo.

 

Tras el cristal impoluto,
Oculto de ti, mis ansias.
Mi ojo descubre tu cuerpo,
Mis manos ansían tus curvas.
Mis labios, celosos de mi fanal,
Apresan los tuyos en candoroso beso.

 

Estoy tiritando,
Aun cuando mi piel arde.
¿Cómo ocultar la embriaguez de su beso?
Sucumbió la modelo,
Despertó la mujer…
¡DIOS, cuánto miedo tengo!

 
Autores: Myriam Jara- Rubén Ilich Leiva Toledo

sábado, 24 de octubre de 2015

CUANDO PREVALECE LA RAZÓN



Siento el frío del adiós
Recorriéndome la espalda,
Inundándome el alma
Con lágrimas amargas.


¿Por qué lo hice?
¿Por qué te abandoné?
Si tu amor me llenaba,
Si tu risa, mi concordancia

 

Ya no busco las respuestas
De ese adiós que te entregué,
Aun sabiendo que te mataba,
Aun sabiendo que me mataba.

 

Hoy no sirve de nada
Mirar hacia atrás y lamentarse,
Cuando los tiempos felices,
Cuando la dicha circundante.

 

Tuve miedo ¿Puedes percibirlo?
Quién nunca fue amado,
No comprende la algarada
De un corazón palpitando.

 

Sólo espero que me perdones,
Que recuerdes lo vivido,
Que sepas que en mi alma,
Tu presencia sigue viva.

 

Cuando se sequen los mares,
Cuando se deshielen los polos,
Cuando mi cuerpo agonice,
Yo te seguiré, en silencio, amando.