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miércoles, 18 de diciembre de 2013

LOS VIENTOS SE ESTÁN ORDENANDO (Cap. 10 de la novela "LAS ORQUÍDEAS LLORAN DIAMANTES SOBRE EL PANTANO")



*Llora, llora hasta que tu alma se anegue en la pena de saberte extrañada en este paraíso, edén que el Rey de los cielos, de un soplido, creó para ti y Jalil, Benazir. Llora amargamente y sécate las lágrimas con la larga cabellera que te acaricia los pies; es imperioso que lo hagas, madre de la creación de la nueva raza que habitará en esta dimensión dónde sólo habrá cabida para los puros de corazón; preciso la humedad de tus dorados cabellos, que ellos empapen tu piel para que resplandezcas y me permitas llegar hasta ti. El cielo y sus luminarias, miríada de estrellas y las siete lunas que flotan en  la bóveda celestial, no son suficientes para vislumbrarte cuando la cerrazón cubre el extenso arenal y su frondosa vegetación. Tras ella te escondes impelida por el miedo, más no debes temer, no estás en el cenagal, este es tu reino, aquí parirás a tus descendientes, es exactamente acá donde se forjará el nuevo orden.
No te ocultes de mí, no reprimas el caudal de lágrimas, déjame verte, no soy ninfa diabólica, soy Nur, la mujer de luz que vela por ti ¡Ponte de pie, Benazir! Mírame…soy enviada de Dios, custodia de tu nuevo mundo, guardiana de tu existencia, escolta que te posará en los brazos de tu venerado Jalil.
¡Oh, aquí estás mi pequeño retoño! ¿Por qué te agachas, por qué hundes la cabeza entre las piernas?  Has perdido las esperanzas ¿Verdad? Sí, tu fe fue arrasada cuando tus sentidos te dictaron que la soledad sería tu eterna compañía. Más no es así, Benazir…Sí, sí, lo sé, hace miles de años, ella, la mujer nívea, ama de Kharonte, transportadora de almas, te trajo al paraíso más no cumplió su promesa de reunirte con Jalil. Ella no te traicionó, no olvides que es servidora del Supremo y cumple órdenes. Efectuada su misión, se retiró y ocupé yo su lugar para continuar con los planes divinos.

-Ya no creo en nada. He perdido la fuerza de la fe. Si sólo pudieras decirme…

No preguntes más, no debes desconfiar, el recelo te vuelve impura, no puedo permitirlo, no a la madre de las madres. No sigas pensando en siglos, no hay lugar en esta dimensión para las exactitudes, nada es finito acá, soberano es el infinito más no podrás comprenderlo si pierdes la virtud más noble: La paciencia.

-Quiero creerte, pero estoy muy agotada. Siento que ya nada vale la pena.

Cierra los ojos, acuéstate sobre la arena, eso es, así,  muy bien mi niña, ahora deja que mi mano se pose sobre tu cabeza mientras tus músculos se tornan livianos, recuerda, nada tiene peso, nada tiene tiempo… ¿Puedes apreciar la brisa mansa que te acuna? No, no abras los ojos, estás levitando, inhala paz, exhala resquemores, tu mente te lleva al pasado, visualizas los murallones de piedras moriscas, tiritas de frío, el hambre y la sed torturan tu cuerpo, más tu alma no ha flaqueado, todo lo soporta, las burlas de las cortesanas, las ofensas de los guardianes al verse imposibilitados de vejar tu cáliz ¿Quién es esa noble que extravió su tiara por amor a un palafrenero? Sí, eres tú, esa doliente señora que no perdió el linaje aunque sus enaguas de seda persa se transformaron en harapos, esa misma eres tú. Recobra la fortaleza que te mantuvo con vida durante el penoso cautiverio, sólo entonces estarás preparada para recibir a Jalil. No, no aún, todavía no es el momento. Él está en proceso de purificación, no se le concederá el derecho de reunirse contigo hasta que su aura sea tan nívea como la tuya.
No me mires asombrada ¿Piensas, acaso, que perdiste la pureza que nutre tu esencia? Debes saber que aún la conservas pero no dejas que aflore ¡Hazlo, Benazir, deja que el amor universal emane de cada uno de tus poros! Cuando suceda, llegará hasta Jalil. Tú lo ayudaste a salir del pantano ¡Ayúdalo a purificarse, necesita tu luz! A la sazón podrá cobijarte en sus brazos, vuestras piernas se enredarán, los cuerpos se fundirán, los ángeles entonarán alabanzas de amor silenciando los gemidos de placer que, roncos, emitirá tu garganta cuando tu señor te penetre para humedecer con el néctar de su falo la semilla que abriga tu interior. El milagro de la vida se desarrollará en tu vientre, las manos de Jalil acariciarán el abdomen voluminoso que resguarda al primer descendiente de los tantos por venir… Pura su alma, virgen su esencia, será portador del amor…Lo llamarán Ejehieg…

Desciende lentamente, pósate en mi falda, no separes los párpados, súmete en un sueño profundo mientras mis haces de luz te cobijan. Duerme, Benazir… duerme mi niña…inhala paz… exhala amor…Pronto amanecerá y ´junto a la alborada te despertará Jalil…

Autores: Myriam Jara y Oswaldo Mejía
Ilustración: "EVADADORA" de Oswaldo Mejía