Porque creí en
ti una y mil veces,
Mil y unas
veces lloré.
Mi ánimo se
derrumbó.
A ti te
pregunto, amigo del alma
¿Vale la pena
tanto dolor?
Tantas horas conllevadas
Entre café y
cigarrillos,
Mis secretos
más furtivos
En tu corazón atesoré
Pensando que
eras mi bálsamo.
Me entregaste,
a cambio de eso,
Angustia y
desolación.
Fuiste mi fiel
confidente,
Pero el hombre
te venció.
Descubriste a
la mujer.
La amiga se
desvaneció.
Tremendo y gran
error
Arrojar a la
basura
Una sublime amistad,
A cambio de un
poco de sexo.
Procuraste ser
el dueño
De mi cuerpo,
de mis besos…
¡Qué frívola presunción!
¿Qué esfera
ocupó mi esencia?
Fue mi pregunta
directa.
Me sorprendió
tu respuesta
¡A qué lo voy a
negar!
No acepté esa
nueva realidad.
Eras mi amigo,
mi hermano,
Afecto que no sucumbe
jamás.
¿Por qué transmutar
algo tan puro
En un pasatiempo
sexual,
Habiendo tantas
mujeres
Que saciaran tu
apetito?
Tu rostro se
ruborizó.
Abandonaste a
la amiga,
Preferiste a la
mujer.
Yo no puedo ver
al hombre,
Sólo admitir tu
amistad.
¿O acaso nunca
lo fuimos?