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martes, 16 de junio de 2015

LA NIÑA MIYU VA A DIRECCIÓN...Y NO SERÁ LA ÚLTIMA VEZ


Ji ji ji...es la segunda vez en lo que va del año que me ponen en penitencia ¡Tarados! Como si no supieran que no hay dos sin tres. Sí, eso está decidido, además lo dijo mi abuela, y si mi abuela lo dice, así será.
-No hay dos sin tres, niña- Eso me dice mi abuela.
Y todo por culpa del preceptor (alcahuete, buchón, viejo metido) que corrió a sacarme de encima del profesor Orellano, el mismísimo profesor de Literatura. La primera vez, bueno, vaya y pase, pues el muy tonto pensó que estaba furiosa contra el profe porque, dada mi fama de chiquilla revoltosa y rebelde, pensó que me le fui encima para propinarle un par de sopapos por el uno que me puso. Noooooooooo, si yo sólo quería darle un beso, tipo decirle:
-Todo bien, papuchi, vos poneme el uno que yo igual te adoro.
Je je je... Ya saben, una niña enamorada es ¡Tremenda! Y sí, yo estoy enamorada de papuchi, o sea, del profesor Orellano, se entiende, el profe de Literatura ¡Es que es tan guapo...! Woooowwwwww que yo no puedo resistirme.
Por eso no estudio, estoy muy concentrada mirándolo para escuchar sobre Góngora y Quevedo.
Hoy me arrojé de nuevo a sus brazos y le di justo justo en la boca.
-¡Ayyyyyyyyyyyyyyyy!- gritamos los dos, el profe y yo. Él porque me colgué de su cuello y le arranqué la corbata, y yo... porque el viejo alcahuete me sacó de las trenzas.
En fin, aquí estoy, sentadita, esperando por las amonestaciones, pero eso no me preocupa. Lo que sí me preocupa es que la Directora también está enamorada del profe y va a hacer todo lo posible por ganarme ¡Vieja ridícula!
Digan ustedes si no soy una niña sexy...no, mejor no digan nada, ya lo sé... pero les juro que ese profesor será mi marido cuando yo sea grande.
Los dejo, ya escucho los pasos de la vieja zorra...
¡Hasta la próxima clase...colgada de papuchi!



domingo, 7 de junio de 2015

DESCIFRANDO ENIGMAS


Quién sabe cuándo sucedió, cómo comenzó, escasamente la precaria certeza del tiempo acaecido ¿Dos horas, dos días, dos semanas, dos años? Atemporal nuestra orbe, es factible que sean dos siglos…
Aconteció casi sin darnos cuenta, sólo ocurrió dejando un resabio acerbo en la boca y los ojos sin luz. Sin claridad nuestro orbe por la deserción de constelaciones, ni el astro mayor ni las siete esferas plateadas ni esas minúsculas lamparillas que al ser millones enfocaban el trayecto que anduvimos juntos…
Hubo aullidos de sufrimiento, hubo frases corrosivas, hubo lamentación y sermones… Se elevó un murallón entre los dos y a la sazón, la fosa que nos apartaba más y más sumiéndonos en ese sombrío recogimiento que acabó con la sensatez, fragmentando la paz, desobedeciendo al amor.
 Antenas averiadas que no emiten ondas y fue entonces que en ese tácito mutismo nuestras manos se desasieron.
Ahora surcamos los limbos buscándonos descorazonadamente, mas si brinco a una nube… ya resides en aquella que me es ajena… si me buscas en la pradera… estoy en el colina… si buceo en el mar esperando descubrir tu sombra en las honduras no hay más que brechas imposible de sortear…me atraen… me devoran… me quitan la savia que es alimento de mi existencia.
Tú escalas los picos nevados, encumbrándote, perpetuándote en la gloria. Sin embargo es delirio fugaz… Adviertes que tu vida es un desierto sin manantiales ni oasis para apaciguar la sed, para expulsar o asimilar la arena que penetró en tu garganta…
Cacofonías confusas brotan de tu boca, súplicas de ayuda emergen de la mía y el eco los emite mas el furibundo vendaval los extiende a espacios desafortunados donde las trabas son progenitores  de nuestra aflicción.
Poseemos las palabras, tenemos las ganas, somos dueños de los sueños pero carecemos de osadía para escapar del doloroso péndulo en el que estamos montados, tu en el tuyo, yo en el mio… miles de kilómetros uno del otro.
La lejanía es la medianera que abate la espera ¿O hay ausencia de confianza?
Oscilamos entre la felicidad y el desánimo, hacemos un alto en la indolencia para recomenzar el vaivén de aquí para allá. Sin importar hacia dónde miramos, no hay encuentro… hay vastedad de suelos estériles.
Se eclipsaron los colores, se los engulló la ira…todo es negro, todo es incertidumbre, todo es una gran perplejidad. Hacia la izquierda, optimismo… hacia la derecha, reminiscencia de lo que pudo ser pero no fue…
En la embriaguez gritamos ¡TE AMOOOOOOOOOOOOO! Desde la nulidad aullamos ¡TE ODIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! No hay odio y sin embargo es la expresión que cobra más fuerza induciéndonos a dimitir el recelo y volver a descubrirnos.
Hasta la próxima vuelta en que la noria vuelva a girar en el  caos, el desánimo, el desasosiego, el calvario…