NO ME
VAS A VENCER
Hoy
me desperté
Extrañamente
enajenada,
Sintiendo
el cuerpo pesado,
La
mente obnubilada,
Las
manos temblando,
El
corazón agitado.
Haciendo
un gran esfuerzo
Intenté
levantarme;
Las
piernas, débiles,
Se
empeñaban en evitarlo.
Pretendí
abrir los ojos pero
Los
párpados no se apartaban.
¿Cuál
era la razón?
¿El
organismo complotaba contra mí?
La
sangre en ebullición
Obedecía
al cerebro,
Pero
el cerebro, porfiado
No me
explicaba nada.
No
vas a vencerme,
Le
dije, desafiante,
Haciéndole
frente a la imagen
Que
el espejo me mostraba.
Ojerosa,
el cabello enredado;
El
hastío, mueca cruel en mi cara.
Fue
sólo un momento…
La
muerte, solemne y
Antojadiza,
me convocaba
En
silencio sepulcral;
Muy
segura de su triunfo,
Adelantaba
la cita.
Sin
embargo no lo hice,
Solté
el bisturí,
Repugnante
insecto
En
mis manos apretado.
Con
violencia inusitada
Lo
arrojé lejos de mí.
La
vida es sombra valiosa,
Mi
vida también lo es.
No
puedo hacerlo
Estoy
obligada a seguir.
Eh! Que pasa? Estás escribiendo mucho sobre calamidades; lo que no va con tu alegr'ia de vivir.
ResponderEliminarDe todas formas me ha gustado, amiga.
Beso
Ah, lo que ocurre, José, es que yo escribo sobre lo que veo, sobre lo que me duele, no necesariamente son experencias propias. Este poema lo escribí hace años. Qué bueno que te gustó, la idea es transmitir un mensaje para reflexionar. En este caso puntual, yo digo ¡No al suicidio! Un beso.
ResponderEliminarMyrian, amiga además de bellos, son muy reflexivos los versos que forman este, dan para pensasr vastente en que hemos de hacer con nuestros pensamientos.
ResponderEliminarUn besito
Esa es mi idea cuando escribo, Pablo, exhortar a la reflexión, así escriba desde el humor, siempre dejo picando la pelota, como dirían en la jerga del fútbol. Muchas gracias por tu visita y comentario. Besos, TKM
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