*Llora,
llora hasta que tu alma se anegue en la pena de saberte extrañada en este
paraíso, edén que el Rey de los cielos, de un soplido, creó para ti y Jalil,
Benazir. Llora amargamente y sécate las lágrimas con la larga cabellera que te
acaricia los pies; es imperioso que lo hagas, madre de la creación de la nueva
raza que habitará en esta dimensión dónde sólo habrá cabida para los puros de
corazón; preciso la humedad de tus dorados cabellos, que ellos empapen tu piel
para que resplandezcas y me permitas llegar hasta ti. El cielo y sus
luminarias, miríada de estrellas y las siete lunas que flotan en la bóveda celestial, no son suficientes para
vislumbrarte cuando la cerrazón cubre el extenso arenal y su frondosa
vegetación. Tras ella te escondes impelida por el miedo, más no debes temer, no
estás en el cenagal, este es tu reino, aquí parirás a tus descendientes, es
exactamente acá donde se forjará el nuevo orden.
No
te ocultes de mí, no reprimas el caudal de lágrimas, déjame verte, no soy ninfa
diabólica, soy Nur, la mujer de luz que vela por ti ¡Ponte de pie, Benazir!
Mírame…soy enviada de Dios, custodia de tu nuevo mundo, guardiana de tu
existencia, escolta que te posará en los brazos de tu venerado Jalil.
¡Oh,
aquí estás mi pequeño retoño! ¿Por qué te agachas, por qué hundes la cabeza
entre las piernas? Has perdido las
esperanzas ¿Verdad? Sí, tu fe fue arrasada cuando tus sentidos te dictaron que
la soledad sería tu eterna compañía. Más no es así, Benazir…Sí, sí, lo sé, hace
miles de años, ella, la mujer nívea, ama de Kharonte, transportadora de almas,
te trajo al paraíso más no cumplió su promesa de reunirte con Jalil. Ella no te
traicionó, no olvides que es servidora del Supremo y cumple órdenes. Efectuada
su misión, se retiró y ocupé yo su lugar para continuar con los planes divinos.
-Ya
no creo en nada. He perdido la fuerza de la fe. Si sólo pudieras decirme…
No
preguntes más, no debes desconfiar, el recelo te vuelve impura, no puedo
permitirlo, no a la madre de las madres. No sigas pensando en siglos, no hay
lugar en esta dimensión para las exactitudes, nada es finito acá, soberano es
el infinito más no podrás comprenderlo si pierdes la virtud más noble: La
paciencia.
-Quiero
creerte, pero estoy muy agotada. Siento que ya nada vale la pena.
Cierra
los ojos, acuéstate sobre la arena, eso es, así, muy bien mi niña, ahora deja que mi mano se
pose sobre tu cabeza mientras tus músculos se tornan livianos, recuerda, nada
tiene peso, nada tiene tiempo… ¿Puedes apreciar la brisa mansa que te acuna?
No, no abras los ojos, estás levitando, inhala paz, exhala resquemores, tu
mente te lleva al pasado, visualizas los murallones de piedras moriscas,
tiritas de frío, el hambre y la sed torturan tu cuerpo, más tu alma no ha
flaqueado, todo lo soporta, las burlas de las cortesanas, las ofensas de los
guardianes al verse imposibilitados de vejar tu cáliz ¿Quién es esa noble que
extravió su tiara por amor a un palafrenero? Sí, eres tú, esa doliente señora
que no perdió el linaje aunque sus enaguas de seda persa se transformaron en
harapos, esa misma eres tú. Recobra la fortaleza que te mantuvo con vida
durante el penoso cautiverio, sólo entonces estarás preparada para recibir a
Jalil. No, no aún, todavía no es el momento. Él está en proceso de
purificación, no se le concederá el derecho de reunirse contigo hasta que su
aura sea tan nívea como la tuya.
No
me mires asombrada ¿Piensas, acaso, que perdiste la pureza que nutre tu
esencia? Debes saber que aún la conservas pero no dejas que aflore ¡Hazlo,
Benazir, deja que el amor universal emane de cada uno de tus poros! Cuando
suceda, llegará hasta Jalil. Tú lo ayudaste a salir del pantano ¡Ayúdalo a
purificarse, necesita tu luz! A la sazón podrá cobijarte en sus brazos,
vuestras piernas se enredarán, los cuerpos se fundirán, los ángeles entonarán
alabanzas de amor silenciando los gemidos de placer que, roncos, emitirá tu
garganta cuando tu señor te penetre para humedecer con el néctar de su falo la
semilla que abriga tu interior. El milagro de la vida se desarrollará en tu
vientre, las manos de Jalil acariciarán el abdomen voluminoso que resguarda al
primer descendiente de los tantos por venir… Pura su alma, virgen su esencia,
será portador del amor…Lo llamarán Ejehieg…
Desciende
lentamente, pósate en mi falda, no separes los párpados, súmete en un sueño
profundo mientras mis haces de luz te cobijan. Duerme, Benazir… duerme mi
niña…inhala paz… exhala amor…Pronto amanecerá y ´junto a la alborada te
despertará Jalil…
Autores: Myriam Jara y Oswaldo Mejía
Ilustración: "EVADADORA" de Oswaldo Mejía
uufffffffffffffffffff amiga que relato tan profundo, hermoso e intenso!!!! ssii nacerá furto de esa dulcepasión jope meha encantado amiga que bello mil besos desde mi brillo del mar
ResponderEliminarMi linda Bea, sí, este relato es parte de una novela, como ya explico en el título, "LAS ORQUÍDEAS LLORAN DIAMANTES SOBRE EL PANTANO". Es una denuncia a las diferencias de castas sociales, es un amor que no pudo ser vencido. Tiene una carcterística esta novela, o dos: No hay descripición, la misma está dada en los diálogos, puede leerse sin orden porque de todos modos se comprende la historia, consta de un poema inicial, 10 capítulos en relato con título propio, y un poema final. No puedo subirlo todo junto, pero a poco, los iré subiendo. Muchas gracias por la visita. Besos, reina de los mares. TKM
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