Siento
el frío del
adiós
Recorriéndome la
espalda,
Inundándome el
alma
Con lágrimas
amargas.
¿Por qué lo hice?
¿Por qué te abandoné?
Si tu
amor me llenaba,
Si tu
risa, mi concordancia…
Ya no
busco las respuestas
De ese
adiós que te
entregué,
Aun
sabiendo que te mataba,
Aun
sabiendo que me mataba.
Hoy no
sirve de nada
Mirar
hacia atrás y lamentarse,
Cuando los
tiempos felices,
Cuando
la dicha circundante.
Tuve
miedo ¿Puedes
percibirlo?
Quién nunca
fue amado,
No
comprende la algarada
De un
corazón
palpitando.
Sólo
espero que me perdones,
Que
recuerdes lo vivido,
Que
sepas que en mi alma,
Tu
presencia sigue viva.
Cuando
se sequen los mares,
Cuando
se deshielen los polos,
Cuando
mi cuerpo agonice,
Yo te
seguiré, en
silencio, amando.
Conmovedor Myriam.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Un beso.
Poema arrojado al viento sin destinatario, querido Ricardo, muchas gracias, besos!!!!
EliminarBien amoroso, amiga. Bien se me da....nadie sabe lo que quiere, hasta que lo pierde.
ResponderEliminarBeso
La cobardía, querido Pichy, es un enemigo de temer. Gracias por la visita, besos
EliminarLa cobardía, querido Pichy, es un enemigo de temer. Gracias por la visita, besos
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