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viernes, 3 de abril de 2015

DOS ESTRELLAS EN EL CIELO (De la novela "ROMANCE DE BENAZIR Y JALIL")


Aconteció en una noche prieta,
Noche de tristeza y cerrazón,
Fue en el reino de Granada
Donde se inmoló al amor.

Dio la orden el gran Califa Zulficar
“¡Desterrad al palafrenero!”
“¡En cautiverio a mi hija encerrad!”
Enmudeció el bienquisto laúd…
 
Soportaron los amantes,
Cada uno por su lado,
Los más horrendos denuestos
Al ofender al Califa.
 
Abandonado en el pantano
Jalil perdió la razón
Mientras tras la prisión
Lloraba su pena la infanta.
 
Apiadándose de ellos
La muerte acudió en su ayuda
Trasladando a Benazir
Al cenagal de Jalil.
 
Miles de años necesitaron
Para purificar sus almas.
Fue en ese preciso momento
En que se les concedió el Edén.
 
Así  se dio origen al nuevo orden
Bajo una bóveda celeste
Custodiada por seres alados,
Siete lunas y una miríada de estrellas.
 
Ejehieg fue el primer descendiente
Concebido sin pecado original.
Parió Benazir cien vástagos,
Cada uno se multiplicó por mil.
 
El orbe de un sol y siete lunas
Se pobló de esencias puras,
Áureas níveas, ojos claros,
En sus miradas, bondad.
 
Se cuenta que desde entonces
Los astros se alinearon
 Y los ocasos se apagaron
Dando lugar a dos estrellas fugaces.
 
Soldadas las manos
Navegan, Benazir y Jalil
Obsequiando al universo

El don de amor y perdón.

lunes, 30 de marzo de 2015

¡NO!


Si el precio de amarte es:
Llorar, suplicarte,
Pedir perdón  y perdonarte,
Querer olvidarte sin lograrlo,
Recordarte aunque no quiera
Obsesionarme con tu ausencia,
Que me aturda tu silencio.
 Si  para vivir a tu lado
Debo soportar tus palabras
Y que te humillen las mías,
Aguantar lágrimas amargas
Cuando te pido una sonrisa,
Si debo reprimir mis celos
Y a cambio, soportar los tuyos,
 
Si para evitar las peleas
Debo ser como tú quieras,
Si te entregué hasta el alma
Y todo sabe a poco o nada,
Si no te sirve mi amor,
Devuélveme el corazón.
No, no, ya no más…
 
Vuelvo a mi soledad,
Esa eterna y fiel amante
Que es tan mía
Y tan constante,
Que me acepta como soy,
Que no me cobra peaje.

viernes, 20 de marzo de 2015

LA PIEDRA DEL SACRIFICIO



Una vez más volvió con la piel hediendo a borrachera. Una vez más el miedo estremeciéndome, aplastándome en el diván, intentando volverme pequeña, como si pudiera impedir que me distinguiera en la penumbra, reduciéndome a la infame elipsis que de mí se apoderaba.
Sabía que empezaría el rito, siempre lo sabía, pero no podía hacer nada. Nadie podía hacer nada, no había más entidad que mi propia oscuridad arqueándome la espalda.
¿Cómo evitar el horror que vejaba mi intrepidez cuando el tintineo de las llaves se afirmaba como instrumento de suplicio?
No obvió un sólo paso del ritual semanal. Sí, era viernes, viernes de taberna, viernes de fiesta con los camaradas, y unas cuantas putas que no le alcanzaban para el desahogo. No, su mayor deleite era la laceración  de mi alma ante la inminencia del acto obsceno y escabroso, consumado en la brutal violación.
Allí estaba, de pie ante mí, percibiendo el pavor en mi mirada. En la suya, crueldad. Lentamente, con los ojos rojos de ira, fue deslizando la cremallera de su pantalón, observándome con esa mueca de burla, de saberse poderoso, de saberme frágil, amedrentada en mi estúpida vulnerabilidad.
Si estaba ebrio; si escasamente podía mantenerse en pie; si con un pequeño envión pude haberlo derribado; si pude salir corriendo porque ni siquiera se tomaba el tiempo para trabar la puerta… tan seguro estaba de mi parálisis que no lo consideraba necesario ¿Por qué no huí? Porque no quise, porque no era mi objetivo.
Y se lo permití una vez más, lo dejé arrancarme la ropa para dejarme impávida en mi desnudez. Me penetró, como siempre, con ímpetu, con odio, gritándome “¡Anda, puta, vamos, que para eso te mantengo! Y te gusta, cómo te gusta que te lo haga…”
Él gemía de placer, yo, de dolor. Quejidos imprecisos que acabaron sin el goce acostumbrado de él, y el de mi humanidad mancillada. No pudo complacerse esta vez, no lo dejé.
¡Ah, qué satisfacción tan inmensa cuando oí su jadeo! Estaba a punto de llegar al éxtasis. Instante en que me atraía de los pelos para acercarme a su cara, para murmurarme al oído sus soeces palabras, luego de haberme mantenido con el rostro aplastado contra la almohada, mordiendo mi rabia, mi impotencia; entrando y saliendo de mí, de un modo bestial, feroz. Sí, eran los minutos previos al desenlace, y que concluían con sus repugnantes manos girándome en la cama, dejándome boca arriba para acoplarse con mayor ensañamiento, derramando su semen en mi oquedad.
Pero no lo dejé. No. Saqué el cuchillo que mantuve oculto debajo del almohadón y se lo clavé. Cayó al piso; él mordía el piso, no yo; esta vez, él mordía el piso.
Gimió ¡Sí, gimió, aullando como un perro herido! Ah, ah, ah, sí, le clavé el cuchillo en la espalda, y mojé mis manos con su sangre, y manché su rostro con su sangre, y limpié su sangre del cuchillo. Lo di vuelta, quería mirar sus ojos de carnero degollado, quería saborear la visión de la sangre brotando de su boca.
Lo dejé allí, tendido, inerte, los ojos al cielo ¡Cómo si hubiese un cielo para él!
Me siento extasiada, agotada, satisfecha. Permítame dormir…



sábado, 14 de marzo de 2015

LA CIENCIA EXACTA DE AMAR


Amar es la ciencia exacta
De dar y desesperar,
De entregar y no esperar,
De emociones encontradas,
De batallas desaforadas.

Es el análisis permanente
Entre el sujeto y el presente
Siendo el núcleo el corazón
Que abandona a la razón.

Cuando al amor uno se entrega
Comienza la gran pelea,
La revolución armada
De hormonas desenfrenadas,
De combates entre sábanas.

Es la pulsión vital
Donde no entra el futuro
Ni fríos cálculos matemáticos
Sino el conjunto axiomático.

Con caricias y mordidas,
Con entrega y sin desidia,
Se pone en juego la vida.
Se pospone el individuo
En pos del otro aguerrido.

En este cisco cuerpo a cuerpo
Se impone el rinencéfalo
Anulando al hipotálamo,
Bloqueando el lóbulo izquierdo.

Se va agotando el soldado
De tanto arrojo entregado
Y en el conjunto vacío
De dos egos confundidos
Se deserta la ilusión.

Es entonces que el amor
Es muerte y desolación.
Si el estratega no huye a tiempo
Es tomado prisionero
En una cárcel sin fuego.

El hogar es la frontera
Que nos impone barreras,
Es el lecho frío y de acero,
Aleación de la locura,
El amor es la tortura…



sábado, 7 de marzo de 2015

FINITUD


De la sombra
Al asombro.

Del asombro
A las dudas.

De las dudas
Al miedo.

Del miedo,
El valor.

Del valor,
El adiós…

miércoles, 11 de febrero de 2015

DESAFÍO



            

Más si tú eres el soplo
Que arrulla las olas del mar,
Despojando, presumido,
Las hojas del árbol recio,
Yo soy la flora selvática
Y también el huracán.


No soy manso viento en el océano.
Soy el cielo iracundo,
Ese tornado imprevisto
Que estremece a los navegantes.
Soy la pujanza de la naturaleza
Que voltea sus navíos
Como cáscaras de nuez.


Evita toparte conmigo,
No podrás contra mi ira.
No intentes quebrar mis brazos
Ni encadenarme las manos.


Si me amordazas, si me atas,
Para arrastrarme contigo
A la negrura insondable,
Verás la mirada del diablo
En un rostro angelical.


miércoles, 4 de febrero de 2015

EL DUEÑO DE MIS LÁGRIMAS


Sigilosa, pretendiendo no ser descubierta, casi a gatas, voy aproximándome al castillo donde habita el dragón que no escupe fuego sino que guarda escabrosidades, secretos, revelaciones, todo eso que me ayudaría a comprender el porqué de mi existencia, más siempre aparece ella, su custodia: La gran SOMBRA negra, viscosa, espesa y maldita. 
Cumple su misión, la misión que se le ha encomendado: “Proteger los secretos a costa de tu malograda esencia” Es lógico entonces, temerle…Ella no cesará en obstruir la entrada pues debe preservarse salvaguardando lo que el Castillo escuda, ese dantesco dragón que devora verdades y vomita falacias, haciendo que todo se torne confuso.
Estoy a punto de conseguirlo, lo presiento. En cuestión de minutos estaré frente al monstruo catador de realidades ajenas y sé, sí, estoy convencida de ello, que mi aspecto lo asustará pues, detrás de este rostro angelical, hay una fuerza arrolladora que mutilará su cabeza para liberar el pasado que me pertenece, que es mío y en mi poder debe estar.
Cada jornada, puntualmente, desde la firme convicción hasta la apatía más profunda, no desisto de mi propósito pero ella siempre está alerta, nunca duerme. La SOMBRA, la maldita y endemoniada SOMBRA que engulle vanidades y soberbias, no descansa nunca; posee antenas que pueden detectar el aleteo de un mosquito…Así me siento cuando la veo venir amenazadoramente hacia mí, dispuesta a acabar con mi vida, y entonces, tal como un mosquito, la pico y huyo.
Me queda la ilusión de saber que algún día le transfundiré sangre de piedad y ella morirá, irremediablemente, la guardiana de mi historia fenecerá… será el momento mismo en que al caer como un velo que de un hilo pende, habré adquirido la SABIDURÍA para continuar por este sendero que me ha sido asignado, con la frente en alto… vencedora y no vencida.

Ilustración: "LÁGRIMAS POR REPARAR" de Oswaldo Mejía

martes, 3 de febrero de 2015

ECLIPSE

Serena, tendida en mi lecho,
Sumida en sueños secretos.

Mis pies descalzos se deslizan por el césped.
Levito obedientemente mecida por la brisa,
El tórrido viento me empuja hacia el mar,
Mi cuerpo mojado se funde en la arena.
 
Agobia el calor del desierto,
Manantial de agua dulce que sacia la sed.
El frío glacial entumece mis huesos.
Lacera mi dermis, la flora selvática.
 
Respiro la paz de las altas cumbres,
Perfecta visión del perfecto planeta.
En el oscuro mutismo sideral
Lo aprecio aún más bello.
 
La luz refulgente encandila mis sentidos,
Un estruendo mortal sacude mi mente,
Ruido imponente del trueno poseso.
Separo los párpados con temor y recelo…
 
Me agito, tirito, me estremece la tormenta.
Emerjo de mi cama tanteando negruras,
La ventana abierta magulla mi pecho,
Corazón herido palpitando en rauda galopada.
 
Me estremezco, me empapo;
El cielo no brilla, ni luna ni estrellas.
Me resguardo en mi lecho del desasosiego que acecha,
Soy la postrema habitante de un planeta muerto.


sábado, 24 de enero de 2015

DÓNDE ESTARÁN




En el silencio de esta quietud

En que el tic-tac incansable

Marca el devenir de las horas

Que transcurren con parsimonia,

Dilatando mi agonía,

Extraviada en la demencia

De no someterme a esta realidad

Que se impone cruelmente,

No hallo consuelo ni resistencia

Para vencer la muralla

Que reduce mi existencia

A este sombrío aislamiento.