Esperas de mí, que lo haga por ti. Mas… ¿Cómo podría?
¿Acaso soy parte de tu humanidad? No, no lo soy. Es cierto que ambos transitamos
el mismo sendero en busca de idéntico rumbo, pero tú con tus piernas, yo, con
las mías. Y aunque las espinas que punzan las resecas carnes, sean las mismas,
cada cual sobrelleva el dolor como puede, y no siempre se puede de igual modo.
Verás, tu y yo somos partículas de un mismo átomo, ese
al que algún día retornaremos, pero mientras esta dimensión sea nuestro espacio
vital, sólo puedo escoltarte, apuntalarte, ser firme cuando lo precises, ser apacible
cuando el tormento te hace presa del miedo, pero no me pidas que te muestre los
límites, pues cada cual sabe hasta dónde pretende llegar.
¿Lo sabes, pensaste en ello? Me parece que no, estás
muy enfrascado mirando la meta conquistada por otros pero ¡Amigo, tú meta te aguarda!
Entonces focalízate en ella, no mires la mía, no mires la de nadie, y si has de
hacerlo, hazlo sin perder la demencia que es imperiosa, hazlo pero sólo para
ver que otros lo lograron, y si ellos lo realizaron ¿Por qué no tú?
Sí, sí, siempre redundas en lo problemático, siempre desmenuzando esas
deliberaciones que no hacen otra cosa que volverte obtuso, infinitamente díscolo.
Quimeras, ilusorias expectativas, desencantos y aprensiones.
Quizá no advertiste que en ocasiones, es inevitable replegarse
ante el desengaño, que no es lo mismo que subsistir aprensivamente, no… si has
de retroceder será para echar una ojeada a la distancia, desde otra
perspectiva, y luego, tomar envión y
pegar el gran salto.
Un sinnúmero de inconsistentes humanos se despeñaron
en la tentativa. Son los que no creyeron en su fortaleza, mas no es tu caso…
¿Recuerdas tus logros? ¿Cuántas caídas le antecedieron? Veo que vamos
entendiéndonos. Fueron muchas, y no obstante, continuaste.
¡OH! No retomes la vieja cantinela de que ya eres poco
más o menos que un anciano, me agota tu
tonta verborragia. El espíritu de lucha es atemporal, no hay días ni años, hay
necesidad, y de ella prorrumpe el valor.
¿Puedes imaginar cuántos dolores he debido atravesar
para ser quien hoy soy? No voy a detallarte mi historia, de nada te serviría si
no forjas la propia.
Ahora te dejo, mi sueño más grande está a punto de
cumplirse…hasta la próxima meta. Ojala te encuentre allá, en la cúspide de la
montaña, con los brazos en alto, gritando: ¡SÍ, LO LOGRÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!
NO VES QUE SIGO CAMINANDO? NO VES QUE MI INDICE SEÑALA MI NORTE? NO SIENTES MI VITALIDAD? VOY A ALCANZAR EL "PUEDO", POR MÍ Y PARA TÍ...PORQUE TE AMO.
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