Y me
adentro en el mar,
No me
amedrentarán las olas,
Porque
ellas, mis confidentes,
Tienen
de mi amante su aroma.
No
importa si no retorno,
Si la
playa queda desolada,
Pues
más allá del horizonte
He de
encontrarte, mi amado.
Será el
abismo testigo
De la
unión de dos amantes,
Que
presos de la pasión
Se
fundirán en las aguas.
Bañados
los cuerpos, de sal y de algas,
Profesándonos
bendito amor,
Haremos
un pacto de dos
Bendecido
por el Señor.