¿Por qué ese constante
empeño de aferrarte al pasado? El pasado es sólo eso, pasado, algo que no se
puede cambiar, ni sentido tiene que te quedes allí, porque tampoco serás tú,
sino aquel que fuiste pero ya no eres. Felizmente siempre estamos cambiando,
nunca somos los mismos. Entonces, ese niño que está allí, en tu lejana
infancia, ya no eres tú.
Ni siquiera voy a
decirte que la vida es proyectar a futuro, pues… ¿estás seguro de que hay un
pretérito para ti? No, ni tú, ni yo, ni nadie, puede aseverarlo.
¿Qué nos queda, entonces?
El presente, así de simple es la ecuación. Y cuando digo presente, no me
refiero al período actual. Puntualmente, te digo que el presente es este justo
instante en que, a medida que el segundero de tu reloj avanza, va quedando
atrás, o sea, ya es tiempo acaecido.
Deberías relajarte,
amigo mío; deberías concentrarte en este hacer, puesto que si estás pensando en
lo que deberás hacer dentro de una hora, estás desperdiciando mi compañía, y yo
sé que te gusta. Un café, una conversación que nos debíamos, un paseo por el
parque, no lo sé, tampoco yo proyecto. Me apetece un paseo, y si a ti también,
pues vamos a pasear. Me gusta caminar por el parque, o sentarme en un banco a
observar a las personas, a la naturaleza en cualquiera de sus manifestaciones.
Sin importar la estación
del año (cada una tiene su encanto), intento ir cada día ¡Si vieras cuánto te
sorprenderías! Sólo te sientas y observas. Hay mucho por ver, y en cada visión
hay una lección que asimilar.
Mira, por ejemplo, esa
larga fila de hormigas; créeme, puedo pasar horas observándolas. Mucho tenemos
por aprender de ellas. Una perfecta sociedad organizada donde cada una cumple
una función, y lo mejor de todo, creo que ninguna se queja de su condición. Allí
reside el secreto, amar tu trabajo, hacerlo con alegría. Si de todos modos no
hay opciones, pues es deber tener una noble actitud, regocijarte con tu tarea,
incluso desde el egoísmo, mirar a quienes darían la vida por estar en tu lugar,
pues si miras bien, verás que hay muchos que nada tienen. Pero no, tú te
obstinas en ver lo que te falta, en llorar lo perdido, en aferrarte a eso que
ya no te pertenece, en mantener puertas abiertas, por si acaso ¿no?
Observa a aquel anciano.
Está solo y encorvado, cavilando, eso me dice su postura corporal, la mirada
que noto más allá de aquí ¿Habrá sido feliz? ¿Tendrá buenos recuerdos que traer
al presente? ¿o su vida fue una existencia colmada de miedos de los cuales,
seguramente, muchísimos no se cumplieron?
En contraposición, allá,
en aquel banco, fíjate, hay una joven dando de mamar a su pequeño, y en sus ojos
hay ternura ¡Qué feliz se la ve! ¿Cuánto le habrá costado tener ese hijo? No
importa si costó o no costó, el hecho es que está en sus brazos y ella lo
disfruta.
¿Lo ves? De una ojeada,
tenemos un escenario y tres escenas: El pasado, el presente, y el futuro, cada
uno representado por un ser y una historia que contar o que escribir.
Interesante…
Tú estás en la mitad de
tu vida, eso dice la razón. Pero al fin que no estás aquí, que no estás allá,
ni tampoco sabes si mañana estarás. Es tu modo de vegetar: retener lo que se
fue, aunque sabes que no es posible, nadie puede aprisionar el tiempo y
manipularlo a gusto.
Más yo no comparto tu filosofía. Cuando cierro
una puerta, la cierro y nada me cuestiono. Segura estoy de que es una etapa
cumplida y algo mejor me espera. Porque esto sí quiero que te metas en esa
cabezota: Lo que desees, si lo haces sincera e intensamente, eso se te dará en
la próxima etapa, que puede ser mediata o inmediata, pues cada cual forja,
desde el pensamiento, su próximo camino a recorrer.
Oh! Casi me dejo atrapar
por tus creencias, no, no, eso está mal. Espera, debo revertir esto, dame un
segundo y vuelvo al presente, o corro el riesgo de caer en la incertidumbre, a
cambio de perder el goce de esta llovizna que comienza a mojarnos lentamente.
¿Tomamos un café? Vamos,
yo invito.
Qué bien lo dices, amiga. De mucha filosofía de vida. Valga lo del café! Te tomo la palabra.
ResponderEliminarBeso
Pues tomemos ese café, aunque sea virtual jajaja Gracias, Pichy, besos!!!
EliminarMuy buena reflexión. Sólo podemos tenet certeza del momento en el que estamos, en el aquí y ahora porque al segundo siguiente no sabemos qué puede acontecer. Un abrazo
ResponderEliminarEso pienso, Marina, el pasado es sólo un recuerdo y el futuro una utopía. Besos, gracias por tu visita
Eliminar